Más que el tipo o la calidad de productos que elijas para aplicarlos en tu piel, es esencial que los uses del modo y el orden correcto. Si no, nunca lograrán el efecto que deseas. Por eso te cuento que la regla básica es comenzar con los productos más ligeros y terminar con los más pesados. Paso a paso, te muestro el orden:
Paso 1: El tónico facial
Después de limpiar tu rostro con tu producto preferido debes aplicar el tónico. La cantidad exacta es el tamaño de una moneda, logrando que la piel quede húmeda. Como la consistencia del tónico es parecida al agua actúa como portador perfecto para lograr que los componentes de tu serum lleguen más al interior de la piel. Asimismo, el tónico quita los residuos que quedan después de que la lavas con agua, como las sales, minerales y cloro, e hidrata las células de la piel.
Paso 2: El serum
Siempre debes aplicar el serum (la cantidad debe ser equivalente al tamaño de una moneda) cuando tu piel aún está húmeda. Úsalo cuando sientas que tu rostro esté seco y quieras aumentar los resultados de tus productos básicos. Te recomiendo buscar los ingredientes beneficiosos para tu tipo de piel, como por ejemplo el té blanco para calmar el enrojecimiento de la piel, el ácido hialurónico para hidratar o la vitamina C para el brillo.
Paso 3: La crema humectante
La cantidad exacta es el tamaño de dos monedas, y la debes aplicar suavemente en todo tu rostro. Esta crema protege tu piel y sella el resto de los productos usados en tu rostro.
Paso 4: La crema de ojos
Éstas siempre son más concentradas que una crema hidratante promedio. Utiliza una cantidad equivalente a una lenteja en el área bajo tus ojos. Por si no lo sabías, esta crema actúa también como iluminador, pues refleja la luz y suaviza las líneas.
Paso 5: El protector solar
Este último paso nunca te lo debes saltar, independiente de la época del año en que estemos. La cantidad para aplicar en tu rostro y cuello es dos monedas. Así crearás una barrera protectora ante los dañinos rayos de sol.