La nueva colección Primavera-Verano 2016 de Chanel tuvo su epicentro en París, el lugar por excelencia para la Alta Costura. Y qué mejor marco que un escenario que invitaba a soñar y trasladarse a un majestuoso jardín donde las modelos eran muñecas vivientes.
En esta colección, Karl Lagerfeld usó colores naturales para definir lo idílico de la primavera, en donde los bordados compuestos de fragmentos y virutas de madera se mezclaron con abejas bordadas en tul, en cada prenda se han invertido muchos horas de creación. El diseñador propuso una amplia paleta de beiges: crudo, marfil, arena, perla, topo y moca, terminando en el riguroso negro.
Las modelos caminaban por con un estilismo compuesto por su propio pelo enrollado simulando un moño y zapatos de plataforma de corcho de dos tonos. Alrededor de sus cinturas, llevaban un morral para sus smarthphones.
Lagerfeld jugó con volúmenes invertidos donde se enfocó en chaquetas cortas de tweed con mangas ovaladas, complementadas con faldas largas tipo lápiz, o chaquetas ajustadas combinadas con faldas plato a media pierna con cintura ajustada o culottes acampanados. Los pequeños bolsos amarrados a la cintura fueron un complemento perfecto. Las modelos sacaban fotos en backstage y guardaban sus teléfonos antes de salir a la pasarela.
La puesta en escena fue mucho más que espectacular. Las modelos salían de una casa de muñecas 100% sostenible y se paseaban por un jardín creado a partir de productos y materiales reciclados. Una pasarela que arranca suspiros con cada uno de los detalles.
Fotos: chanel.com