El invierno no es sinónimo de tonos apagados y uniformes, sino que puede ser la oportunidad perfecta para atreverte con colores y desafiar la monotonía de Santiago. Te cuento algunos de los consejos que les doy a mis clientas a la hora de atreverse a incorporar color a sus looks. Tú también puedes aplicarlos a la hora de vestirte:
El mejor color para ti
Te cuento que los tonos pastel como el gris, el beige y el rosado quedan muy bien cerca del rostro, el fucsia y el amarillo le dan vida. Te recomiendo ponerte frente a un espejo sin maquillaje, y mirarte con prendas de distintos colores. Los que no te quedan bien te harán ver apagada, grisácea y los indicados para tu piel, luminosa y vivaz. Elije los últimos.
Colores neutros
Entre los tonos neutros que este invierno están usándose mucho el burdeo, el verde botella y el azul medianoche. Éstos funcionan de la misma forma que el gris, el negro o el camel; como neutros. La idea es justamente combinar 2 o 3 colores en tu tenida para crear un look entretenido y lleno de vida.
Color en el trabajo
No necesitas ir a trabajar vestida de tonos negros, grises o blancos. Independiente de la estación del año en que estemos, cada vez más los colores vivos son bienvenidos en áreas laborales formales e informales. Según la formalidad de tu trabajo, intenta incorporar accesorios o prendas que contrasten con los neutros y seguros de siempre.
Adiós a la uniformidad
Aunque vestirse de negro es una opción segura, te recomiendo salir de tu zona de confort y experimentar con colores que hagan resaltar con tu tono de piel y tus rasgos. Anda paso a paso, y verás cómo enfrentas el día con otra actitud.
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