Tan básico como una polera blanca en tu clóset, el rubor esta entre los imprescindibles de tu maquillaje. No sólo da un aspecto más joven a tu rostro, sino que además acentúa tus facciones de forma natural. Es uno de los maquillajes que me aplico diariamente tengo uno en la casa y otro en la cartera; acá te cuento algunos trucos que te ayudarán siempre:
Busca el tono correcto
La regla es básica: si tu rostro es cálido, los rubores de la gama de los rosados o ciruela son los ideales. Si eres de tonos cálidos elige los colores corales y anaranjados. Ahora si el tono de tu piel es más bien oliváceo, opta por un rubor dorado o bronce.
Aplica en el punto exacto
La mejor manera de hacerlo es sonreír frente al espejo para localizar tus pómulos. Es así como debes aplicarlo desde la parte más abultada de éstos y marcar una franja hacia las orejas en forma diagonal; ésta forma permite además afinar tu rostro. Recuerda siempre aplicar una pequeña cantidad y sin exagerar.
Aplícalo siempre al final
Después que hayas maquillado tus ojos, tus labios e incluso peinado tu cabello, es hora recién del rubor. La idea es que éste complemente tu maquillaje y no sea el protagonista de tu rostro.
Mírate al espejo antes de salir
Detalles como el cambio de luz artificial a natural, puede hacer una gran diferencia. Mírate en ambas luces antes de salir.
Aplicación correcta
Si usas uno en polvo, aplícalo con una buena brocha biselada para rubor. Si optas por una textura cremosa, te recomiendo darle calor con tus manos y aplicarlo con la yema de los dedos en movimientos suaves ascendentes sobre tus pómulos.
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